Cómo empezar a leer clásicos

¡Hola Lectores! Como ya habrán podido notar, más de la mitad de mis lecturas son clásicos, por ahí en medio se cuela un contemporáneo pero en su mayoría son libros de 1950 hacia atrás y ahora que estoy en el club de lectura de clásicos pues más aún.

Sé que muchos de ustedes no leen clásicos, si acaso uno o dos al año y que quisieran intentarlo así que me gustaría darles unos consejos basados en mi experiencia para que comiencen a leerlos con el pie derecho.

1. No se dejen intimidar. Un libro no va a poder contra ustedes, si tienen la suficiente fuerza de voluntad lo van a acabar y no se dejen llevar por lo que se dice que son difíciles y tienen un lenguaje complicado y antiguo.

2. No se quieran aventar un tocho de mil páginas. Y si lo hacen asegurense al 100% de que sea un libro que les va a gustar porque si es enorme y aburrido le van a tomar un asco a los clásicos y no van a poder seguir leyéndolos.

3. Tómense su tiempo. Sé que los libros contemporáneos se los devoran en una sentada pero un clásico siempre es un poco más lento porque no es tan fácil adentrarse en la historia así que lean con calma y no se desesperen por tardarse mucho, si les está gustando y lo están disfrutando al final la espera habrá valido la pena.

4. Aléjense de todos los distractores. Por lo mismo de que van a un ritmo más lento, habrá partes en los que posiblemente te aburrirás pero si a eso le sumas que tienes tu celular, la TV encendida y tu computadora con Facebook abierto seguramente te hartarás del libro y lo dejarás a medias así que al inicio evita los distractores porque seguramente esa parte densa pasará rápido y te encontrarás con una historia muy buena.

5. No te guíes por los "autores que deberías leer". Te habrán dicho que Shakespeare, Cervantes y Gabo son autores que sí o sí tienes que leer pero si a ti no te llaman sus obras no tienes porque hacerlo, busca libros que te interesen y que sean de un género que te guste, no porque un autor sea famoso significa que sus libros te van a gustar así que lee lo que tú quieras leer y no lo que los demás te digan que tienes que leer.

6. Empieza con algo más contemporáneo. No te vayas con libros super antiguos porque normalmente cuestan más trabajo y tienen mucho vocabulario así que elige libros más recientes, de 1900 en adelante y seguramente te será mucho más fácil.

7. Trata de empezar con narrativa. Ya sean cuentos o novelas porque siempre un poema, una obra de teatro o un ensayo son un poco más difíciles porque la forma en que relatan la historia es diferente (el ensayo ni siquiera relata historias). Si empiezas con una novela sencilla o incluso con algunos cuentos será más probable que los termines. Ya cuando tengas un poco más de experiencia entonces sí arriésgate con los otros géneros que también son muy interesantes.

8. No te obligues a leer. Si el libro que elegiste no te está gustando déjalo a un lado e intenta con otro, no es necesario que lo termines, tal vez no sea su momento y si te obligas, aunque lo termines lo odiarás a más no poder, así que no te obligues.

9. No investigues cada palabra que no entiendas. Muchas veces se usa un lenguaje bastante rebuscado pero trata de no buscar cada palabra desconocida con que te topes, si puedes dedúcela por el contexto y solo con palabras que creas extremadamente importantes busca su significado, si entendiste el párrafo sin la necesidad de entender una palabra quiere decir que no era importante y que no es necesario buscarla. Si estas constantemente recurriendo al diccionario te vas a aburrir y vas a perder el hilo de la historia así que no lo hagas salvo que sea sumamente necesario.

10. Es más fácil empezar con libros nacionales y recientes. Porque esos libros normalmente usan una jerga que se sigue usando y que ustedes entienden perfectamente, si son traducciones se toparán con muchas expresiones del idioma original traducidas de forma incomprensible para nosotros así que si empiecen con un autor de 1900 y de su país seguramente el libro lo terminarán en un suspiro.

11. Pregunten a alguien que comparta o que conozca sus gustos por algún clásico. Probablemente ellos le atinarán a un libro que realmente les vaya a gustar.

Y bueno, yo conozco los gustos literarios de cada uno pero me arriesgaré recomendándoles libros que probablemente serían perfectos para empezar:

Si les gusta la fantasía...

probablemente Michael Ende sea su autor ideal, son historia frescas, divertidas y muy entretenidas.

Si lo suyo son las distopías...

Fahrenheit 451 es su mejor opción, no es nada pesado y es de las mejores distopías que he leído.

Si les gusta la ciencia ficción...

Viaje al centro de la Tierra es el libro ideal

Si son de romance...

Mujercitas o El abanico de Lady Windermere pueden ser los libros ideales para empezar y aunque el segundo es una obra de teatro, es muy fácil de leer y la historia es interesante.

Si prefieren el terror/suspenso...

Tanto Drácula como El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde pueden ser los libros perfectos porque son muy sencillos y sus historias los mantendrán al filo del asiento.

Si prefieres la novela policiaca...

entonces no hay mejor obra que la del genial Conan Doyle y qué mejor que la primera historia del famoso detective Holmes.

Independientemente de lo que les guste...

El Principito es una magnífica opción y seguramente les va a gustar.

Y bueno, estos son mis consejos y mis recomendaciones para adentrarse en el fabuloso mundo de los clásicos y no morir en el intento. Déjnme sus dudas o sugerencias allá abajo y cuéntenme cuál es su clásico favorito.

Saludos.

Página 24: Drácula

¡Hola Lectores! Pues sí, el día de hoy me dieron ganas de compartir con ustedes la página 24 de un clásicazo que estoy releyendo y que sencillamente me fascina más cada vez que lo leo.

Se trata nada más y nada menos que de Drácula, esa obra maestra del vampirismo que sin duda tienen que leer así que aquí estoy yo para animarlos.

Luego cogió mi equipaje y lo dejo en el suelo junto a mí, ante una enorme puerta vieja y tachonada de grandes clavos, bajo un pórtico de piedra saledizo. Pude ver, incluso a la escasa luz, que la piedra estaba tallada de forma imponente, pero que sus adornos esculpidos parecían muy erosionados por la lluvia y el tiempo. El cochero, entretanto, saltó otra vez a su asiento y sacudió las riendas; arrancaron los caballos, y el coche desapareció bajo uno de los arcos oscuros.

Me quedé en silencio donde estaba, ya que no sabía qué hacer. No había signo alguno de aldaba o campanilla; no era probable que mi voz lograse trasponer estos muros severos y estas ventanas en tinieblas. Me parecía interminable la espera y me asaltaba un cúmulo de dudas y temores. ¿A qué clase de lugar había venido, y entre qué clase de gente estaba? ¿En qué siniestra aventura me había embarcado? ¿Era un incidente habitual en la vida de un pasante de abogado, que le enviasen a explicar a un extranjero las gestiones sobre la compra de una finca de Londres? ¡Pasante de abogado! A Mina no le habría gustado. Abogado... Porque justo antes de salir de Londres me enteré de que he aprobado el examen; ¡ahora soy abogado con todas las de la ley! Empecé a frotarme los ojos y a pellizcarme para ver si estaba despierto. Todo esto me parecía una horrible pesadilla, y esperaba despertar de repente y encontrarme en casa, como me pasaba a veces, después de un día de trabajo excesivo. Pero mi carne respondió a la prueba del pellizco, y mis ojos no se equivocaban. Estaba efectivamente despierto y en los Cárpatos. Todo lo que podía hacer ahora era tener paciencia y esperar a que amaneciera.

 Justo cuando llegue a esta conclusión oí al otro lado unos pasos pesados que se acercaban a la puerta, y a través de sus grietas vi el resplandor de una luz que se aproximaba igualmente. Luego sonó un ruido de cadenas y gruesos cerrojos al ser descorridos. Giró una llave con el chirriante sonido que produce un prolongado desuso, y se abrió la puerta.

Dentro había un hombre alto y viejo, de cara afeitada, aunque con un gran bigote blanco, y vestido de negro de pies a cabeza, sin una sola nota de color en todo él. En la mano sostenía una antigua lámpara de plata, en la que ardía una llama, sin tubo ni globo que la protegiera, la cual arrojaba largas y temblorosas sombras al vacilar en la corriente de la puerta abierta. El anciano hizo un gesto de cortesía con la mano derecha y dijo en un inglés excelente, aunque con un extraño acento.

-¡Bienvenido a mi casa! ¡Entre libremente y por su propia voluntad!

Y bueno, está fue toda la pagina 24, una página con mucha información y que espero que los ayude a decidirse a leer este libro.

Es todo por hoy, díganme si ya lo han leído qué les pareció y si aún no lo hacen espero que se animen.

Saludos.

Donde los dioses hablan: Los Argonautas (Grecia)

¡Hola Lectores! Así es, les presento una nueva sección que traía pensada desde hace ya tiempo.

Aquí hablaremos sobre esas historias fantásticas sobre dioses y héroes llamadas mitos, y no solo de Grecia (que son los más famosos) sino de todo el mundo y es que a mi esto de conocer el pensamiento de las culturas antiguas me puede perder así que espero que les gusten y lo disfruten.

Y qué mejor mito para empezar que aquél que le da el nombre al blog.

Todo comienza cuando Poseidón (dios del mar) y Teófane (una heroína Tracia), ambos convertidos en carneros, engendran a un hijo llamado Crisómalo, un cordero con la lana dorada que por codicia de un rey de Cólquida es sacrificado y su piel, el Vellocino de oro, es colgado en un encino y mandado a custodiar por un dragón.

La fama del Vellocino llega a oídos de Pelías, rey de Yolcos y decide enviar a su sobrino Jasón a robar aquel preciado objeto a cambio del trono que él mismo le había usurpado. Jasón construye un barco y lo nombra Argos, reúne a varios hombres- los Argonautas- y deciden emprender aquél viaje.

Desde su salida hasta su destino pasaron por una serie de aventuras: llegaron a una isla habita por mujeres, lucharon contra Ninfas (espíritus griegos de la naturaleza), piratas y las furias.

Cuando finalmente llegan a su destino el rey lo somete a varias pruebas: labrar un campo con dos toros de pezuñas de bronce, sembrar las semillas que eran en realidad los dientes del dragón y de los cuales nacieron dos gigantes que tenía que derrotar. A pesar de haberlas superado, el rey se negaba a entregarle el Vellocino por lo que, con ayuda de Medea- hija del rey- y del poder de invencibilidad que le concedió, peleó contra el dragón y tras vencerlo hurtó el vellocino y emprendió el viaje de regreso.

Al igual que en la ida, también paso por muchas pruebas pero al llegar con los pocos Argonautas que le quedaron le entrego el Vellocino a Pelías, el Argos a Poseidón y así pudo recuperar el trono que por derecho le pertenecía.

Y así es como termina este mito y es por ello que el blog se llama así.

Espero que les haya gustado el relato y la sección y me gustaría que me sugirieran mitos para relatarlos en las próximas entradas de esta sección.

Saludos.