miércoles, 24 de agosto de 2016

Donde los dioses hablan: La creación del sol (Aztecas)

¡Hola Lectores! Hace mucho tiempo que no traía nada de esta sección de mitos, lo último (y único) fue cuando les hable de los Argonautas, así que he decidido escribir un mito más.

En esta ocasión les traigo un mito totalmente mexicano, un mito lleno de simbolismo y que les aseguro que les va a gustar.

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Antes que nada, aclaremos que los aztecas era el pueblo que fundó la Ciudad de México en 1325, fue el pueblo más importante en toda América (junto con los Incas) antes de la llegada de los europeos.
Ellos creían que ya habíán existido cuatro eras (Soles, como les llamaban) y que en cada una había habido un error que había destruido a los seres vivos: el primero era el Sol de Agua y los hombres eran de ceniza, sin embargo, era demasiada el agua que todos se volvieron peces.El segundo era el Sol de Tigre que inmediatamente pasado el mediodía todo se oscurecía y los tigres salían y arrasaban con todo. El tercero, el Sol de Lluvia de fuego donde llovía fuego (obviamente) y arena y todos morían quemados. El cuarto fue el Sol de Viento, donde los vientos eran tan fuertes que todo se llevaban y donde los humanos se convirtieron en monos. Finalmente se creo el actual Sol de Movimiento pues sigue el movimiento que ahora conocemos.

Pero bueno, el día de hoy solo vengo a relatarles el mito de la creación de este quinto sol.

*Nota: No voy a transcribir tal cual el mito porque no me da la vida y resultaría una entrada kilométrica, al final dejo la fuente de donde lo saqué por si quieren leer estos dos mitos y muchos más (el libro lo pueden encontrar en pdf pero shhhh).

Mito del Quinto Sol

Cuando aún no había luz se llamaron unos a otros los dioses allá en Teotihuacán.
Se cuestionaron quién sería el encargado de traer la luz y el amanecer. Enseguida se presentó voluntario Tecuciztécalt, pero hacía falta uno más. Los dioses se miraron y designaron a Nanahuatzin, quien de buena gana aceptó.

Resultado de imagen para tlatoaniEnseguida comenzaron la penitencia: cuatro días ayunaron y la hoguera divina se encendió.

Para sus autosacrificios cada uno usó differentes materiales, Tecuciztécatl empleó coral, jade, oro y plumas de quetzal. Por otro lado, Nanahuatzin usó cañas verdes, barbas de ocote y espinas de maguey.

Llegada la noche del sacrificio, a Tecuciztécatl le adornaron con plumas de garza y a Nanahuatzin únicamente con papel.

Al acercarse la medianoche los dioses se reunieron alrededor de la hoguera y uno en frente del otro colocaron a los dioses que harían el sacrificio.

Tecuciztécatl, al haberse presentado voluntario tenía el derecho de arrojarse primero al fuego. Cuatro veces lo intentó y cuatro veces se acobardó al sentir el calor de las llamas. Era el turno entonces de Nanahutazin quien se armó de valor y sin dudarlo se arrojó a la hoguera y su cuerpo se consumió entre las llamas. Cuando Tecuciztécatl vió que el otro dios ardía se arrojó inmediatamente y él también ardió.

Según se dice, también remontó el vuelo un águila y se arrojó. Por eso sus plumas son oscuras. Y también se lanzó el ocelote cuando el fuego se estaba extinguiendo. Por ello solo se pintó, se manchó con el fuego.

Resultado de imagen para conejo de la lunaCuando el fuego se hubo consumido los dioses se sentaron a aguardar por dónde habría de salir Nanahuatzin. Cuando por fin salió no lo hizo solo, a los pocos segundos salió Tecuciztécatl y los dioses, al ver esto se volvieron a reunir.
Como no podía haber dos soles pues nunca se oscurecería, un dios tomó un conejo y lo lanzó contra la cara de Tecuciztéctal y así apagó su brillo. Sin embargo, el sol y la luna seguían estáticos en el cielo y así la vida sería imposible, por lo que todos los dioses decidieron sacrificarse para ver si así lograban darles movimiento.

Aunque todos los dioses murieron (pero como son dioses revivieron, obviously) todo seguía exactamente igual por lo que Ehécatl logró que con el viento se moviera el sol y cuando éste desapareció en el horizonte lo mismo hizo con la luna.

Desde entonces el sol hace su trabajo durante el día y cuando este baja al inframundo la luna viene en su reemplazo.

*Aclaración: No estoy muy seguro si el conejo de la luna se vea en Europa por la rotación y esas cosas científicas, por eso adjunté la imagen de cómo vemos la luna en América, con el conejo en todo su esplendor.

Fuente: LEÓN-PORTILLA, Miguel, Literatura del México Antiguo, pp. 7-13

Y bueno, éste ha sido el mito del día de hoy, espero que les haya gustado y se interesen un poco más por las culturas prehispánicas que son fascinantes.

Si quieren algún mito específico díganlo aquí abajo.

Saludos.

2 comentarios:

  1. Holap ^^
    Me encantan los mitos y ese es muy bonito. Hay una especie de justicia poética en que el que se ofreció, cómo se acobardó al final, no fuera el sol, ¿no? XD
    Y yo soy de Europa, aunque ahora mismo no te podría decir si se ve un conejo o no en nuestra luna... A mí no me suena, desde luego. Voy a fijarme más, eso sí XD
    ¡Un beso!

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    Respuestas
    1. Hola!
      Yo también amo los mitos y aunque ya había leído éste ahora que me lo explicó alguien que sabe del tema me fascinó, por eso decidí compartírselos.
      Exacto, es como su castigo por su cobardía. Si se revisa un poco el modo de vida de los aztecas se puede notar que ellos le daban mucho peso a la justicia y a la valentía así que este mito tiene mucho que ver con eso.
      Juraría que no lo podrás ver pero igual deberías revisar y ahí me avisas.

      Saludos.

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